Una investigación llega al origen del nombre Azuay

El lingüista Oswaldo Encalada indica que Azuay proviene del vocablo
03 jun 2015 , 07:09
Redacción

El lingüista Oswaldo Encalada decidió ahondar en el tema.

Al decir que Azuay significa 'licor' o 'chicha que cae del cielo', se recuerda que es una de las enseñanzas que dejaron los libros de historia sobre el nombre de esa provincia, ubicada en el sur del Ecuador.

 

Esa teoría no convencía al lingüista Oswaldo Encalada, quien decidió hacer una investigación para llegar al origen del nombre.

 

Encalada plantea una nueva teoría, en la que Azuay proviene del vocablo quichua 'rasu', que significa nieve o hielo, lo que cambia la idea que sostenían estudios anteriores, que el nombre proviene del término cañari 'azua', que significa licor o chicha.

 

La investigación no se centró solo en el tema lingüístico.

 

 

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Tiene un estudio histórico-geográfico, que se describe con mapas y ejemplos en el libro 'Azuay, las razones de un nombre', que es el resultado de la investigación y lo publicó la Universidad del Azuay en noviembre de 2014.

 

La mayoría de las provincias de la Sierra tiene el nombre de un accidente geográfico, como Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua. Azuay no tiene una elevación, pero sí un nudo, un macizo montañoso que es el antiguo límite de esa provincia con Chimborazo (antes de la creación de Cañar).

 

Chimborazo fue precisamente el que dio las pistas para la investigación de Encalada. De esa palabra se desprende el vocablo “rasu”, que significa nieve o granizo. 

 

El investigador sostiene que ese término es el origen de Azuay, pero con modificaciones fonéticas. Las crónicas de antiguos viajeros, que se citan en el libro, describen a ese nudo como un páramo de bajas temperaturas, con vientos helados y granizo.

 

Para entender el origen del nombre, el catedrático hizo un estudio lingüístico detallado del término 'Lashuay' o Lasuay, que era el nombre del nudo montañoso descrito por los cronistas. Ese término derivó en Azuay tras variaciones fonéticas.

 

Los términos de lenguas aborígenes tienen diferentes formas de escritura, con el intercambio o supresión de letras, por ejemplo. Encalada explica que una de las modificaciones que encontró es la letra l, que en algunas lenguas como el quichua, es intercambiable con la r. Así, Lasuay tiene una variante con r, que viene a ser Rasuay.

 

Otro cambio está en la terminación. En la lengua quichua, a los sustantivos se les añade un sufijo para convertirlos en verbo, por ejemplo 'uma' es cabeza y umay es pensar. Eso ocurrió en este caso, dice el investigador, que pasó de ser rasu a rasuay.

 

La investigación tiene una base documental, con relatos 

 

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