Los comicios de este 3 de noviembre van más allá de escoger al ocupante de la Casa Blanca.
Como fenómeno de interés global, las elecciones presidenciales en Estados Unidos son el único acontecimiento político equiparable a los Juegos Olímpicos.
Se trata de dos eventos muy costosos, que se repiten cada cuatro años y que atraen una audiencia global masiva que incluye a muchas personas que normalmente no se interesan ni por el deporte ni por la política.
No en vano, en un editorial publicado en diciembre de 2015 la revista The Economist se refirió a los comicios estadounidenses como "el mayor espectáculo sobre la Tierra".
Este 3 de noviembre, la atención mundial está centrada en la carrera por la Casa Blanca entre el actual mandatario, Donald Trump, y su rival por el Partido Demócrata, Joe Biden.
Sin embargo, en estas votaciones hay mucho más en juego.
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Como ocurre cada dos años, también están en disputa los 470 escaños de la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, y un tercio del Senado, en manos de los republicanos.
Aunque nada está escrito hasta que se cuenten los votos, estas proyecciones muestran al Partido Demócrata como claro favorito para quedarse con la Cámara de Representantes.
"Creo que luce bastante claro que los demócratas conservarán la Cámara Baja y es probable que aumenten su mayoría un poco. Ciertamente, haría falta un enorme salto para que los republicanos ganen allí este año", dice Eric Schickler, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California Berkeley, a BBC Mundo.
Las proyecciones están mucho menos claras en la elección del Senado que, después de la carrera presidencial, es la que está atrayendo más la atención por parte de los analistas.
El resultado del impeachment impulsado por los demócratas contra el presidente y la confirmación de una nueva jueza nominada por Trump para la Corte Suprema -contando solamente con el voto de los republicanos- son eventos polémicos que han servido para recordar la importancia que tiene la Cámara Alta.
De lo que ocurra en el Senado depende en gran medida la viabilidad del próximo gobierno estadounidense.
¿Por qué?
Aprobación y bloqueo
Conformada por 100 miembros, usualmente la Cámara Alta renueva un tercio de sus miembros de forma bianual pero este año hay comicios especiales para llenar dos puestos adicionales que quedaron vacantes en Arizona y Georgia. En total son 35 los que se disputan este martes.
"Una de las grandes preguntas es en manos de quién estará el control del Senado. Los demócratas van encaminados a obtener nuevas curules allí pero la pregunta es si serán suficientes como para que logren mayoría pues eso significaría que si Biden gana la presidencia podrían tener el control unificado del gobierno", señala Schickler.
Kathryn Dunn Tenpas, investigadora del Brookings Institution y del Centro Miller de la Universidad de Virginia, explica que quien controla la Cámara Alta tiene mucho poder no solamente para determinar cómo estarán conformadas las cortes federales y la propia Corte Suprema sino además en el nombramiento de muchos altos funcionarios del gobierno.
"El Senado tiene el poder de 'consulta y aprobación', lo que quiere decir que ellos son quienes confirman a los nominados por el presidente en cargos importantes en el Ejecutivo así como en el Poder Judicial", dice Tenpas a BBC Mundo
Más de 1.100 funcionarios que ocupan cargos de rango alto y medio en el gobierno y en decenas de agencias federales requieren el visto bueno de la Cámara Alta para ejercer sus funciones.
Tenpas señala que hasta hace poco las designaciones en estos cargos requerían el voto favorable de tres quintas partes de los miembros del Senado, lo que obligaba a algún tipo de acuerdo entre ambos partidos pues históricamente no ha sido muy frecuente que uno de los dos tenga 60 o más curules.
Esta norma, sin embargo, fue modificada por los demócratas en 2013 para permitir por mayoría de 51 votos la confirmación de jueces en los tribunales inferiores y de funcionarios en el Ejecutivo.
Con esta reforma los demócratas respondían a lo que consideraban un obstruccionismo extremo por parte de la minoría republicana en el Senado para bloquear los nombramientos e iniciativas del gobierno de Barack Obama.
El entonces presidente Obama dijo: "El actual patrón de obstrucción no es normal. No es lo que nuestros fundadores previeron. Un esfuerzo deliberado y decidido de obstruir todo, sin importar sus méritos, solamente para combatir los resultados de una elección no es normal y, por el bien de las generaciones futuras, no podemos dejar que se convierta en algo normal".
En ese momento, había 59 personas postuladas por la Casa Blanca para cargos en el Ejecutivo y 17 nominados para posiciones en las cortes federales que se hallaban a la espera de ser confirmados por el Senado.
Los republicanos, por su parte, acusaron a los demócratas de dañar de forma irreparable la institucionalidad del Senado, ignorando su prerrogativa constitucional de "consejo y aprobación" de las nominaciones del Ejecutivo.
"Le dijo a mis amigos al otro lado del pasillo, lamentarán esto. Y lo podrán lamentar mucho antes de lo que piensan", dijo el entonces líder de la minoría republicana Mitch McConnell.
Cuatro años después, convertido en líder de la nueva mayoría republicana Senado, McConnell eliminó el requerimiento de 60 votos para la escogencia de los magistrados del Tribunal Supremo, para así confirmar al juez Neil Gorsuch postulado al cargo por Donald Trump.
Así han confirmado a otros dos magistrados para el más alto tribunal del país.
Más allá de su control sobre los nombramientos del Ejecutivo, el Senado es también la Cámara responsable de enjuiciar al presidente en caso de un impeachment en su contra.
Además, tienen poderes de investigación y juegan un papel clave en la aprobación de nueva legislación pues aunque la elaboración de las leyes debe iniciarse en la Cámara de Representantes, estas no pueden ser promulgadas por el Ejecutivo sin el visto bueno del Senado.
¿Gobierno viable?
Schickler considera que el resultado en las elecciones al Senado marcarán el margen de acción del próximo gobierno.
"Si Biden gana pero los republicanos conservan el Senado, él no podrá llevar adelante la mayor parte de sus propuestas. Podrá hacer muy poco debido a que los partidos están muy divididos. Si surge alguna vacante en la Corte Suprema no podrá llenarla y tendrá muchas dificultades para nombrar jueces en las cortes inferiores. Se hallará atascado", apunta.
Dado el clima de elevada polarización en el país, es previsible que un bloqueo similar se presente si Trump permanece en la presidencia pero los demócratas logran el control del Senado.
Schikler afirma que con un Senado a su favor, Biden tendría la oportunidad de llevar adelante algunas de sus principales iniciativas pero deberá establecer prioridades pues la complejidad del sistema estadounidense siempre dificulta la aprobación de nueva legislación.
El experto recuerda que Obama solamente logró hacer avanzar sus propuestas mientras los demócratas controlaron el Senadocon una mayoría de 59 senadores, pues después de que la perdieron el gobierno no logró impulsar su agenda en el Congreso.
Tenpas afirma que si los demócratas llegan a tener la Presidencia y el control de ambas cámaras del Congreso deberán darse prisa para aprobar sus iniciativas más importantes durante los dos primeros años antes de las elecciones de mitad de periodo de 2022.
"Históricamente, para un presidente recién electo las primeras votaciones de mitad de periodo no suelen ser favorables. Puede que pierda curules en una o en las dos cámaras, pero siempre pierden. Una rara excepción fue George W. Bush en 2002, tras los ataques del 11 de Septiembre, quien ganó puestos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes", afirma.
¿Cuáles son las elecciones clave?
En la actualidad, el Senado está conformado por una mayoría de 53 republicanos, 45 demócratas y dos independientes: Bernie Sanders (Vermont), quien compitió en las dos últimas primarias presidenciales del Partido Demócrata; y Angus King (Maine), quien militó en las filas demócratas hasta 1993.
De las 35 curules que están en juego en estos comicios, 12 están en manos de los demócratas y 23 de los republicanos, por lo que estos últimos tienen mucho más en juego esta vez.
No todos están en situación vulnerable pues hay lugares dónde los candidatos y/o sus partidos tienen un apoyo popular claro y firme de cara a los comicios.
Aquí te contamos sobre cinco de las elecciones previsiblemente más reñidas y que pueden acabar con el cambio de una curul de un partido al otro.
- Arizona
El demócrata Mark Kelly y la republicana Martha McSally compiten en una elección especial para ocupar el puesto del fallecido senador John McCain.
McSally, una expiloto de la Fuerza Aérea, había sido designada temporalmente para ocupar ese cargo por el gobernador republicano de Arizona, Doug Ducey, pero en la práctica es la primera vez que aspira al Senado.
Kelly, por su parte, es un astronauta de la NASA casado con la excongresista Gabby Giffords, quien se hizo muy conocida cuando en 2011 recibió un disparo en la cabeza que la causó graves daños cerebrales.
Las encuestas tienden a mostrar una pequeña ventaja a favor de Kelly.
- Carolina del Sur
El veterano senador republicano Lindsey Graham se juega su curul en Carolina del Sur frente a Jaime Harrison, un candidato que en el pasado lideró el Partido Demócrata en ese estado y ha batido récords de recaudación para su campaña.
Aunque inicialmente se consideraba que el puesto de Graham estaba seguro, las encuestas a inicios de octubre mostraban una situación bastante pareja.
Uno de los motivos aparentes de ello tendría que ver con el descontento entre los votantes por el cambio de actitud de Graham, quien pasó un crítico abierto de Trump a uno de sus principales defensores.
Antes de ese giro, Graham era conocido por ser un conservador que defendía la necesidad de contar con un Estado pequeño y un halcón en temas de política exterior.
Si es derrotado por Harrison será la primera vez que Carolina del Sur contará con dos senadores afroestadounidenses.
- Maine
Susan Collins, conocida por ser una voz moderada en el conjunto de senadores republicanos, corre el riesgo de ser derrotada por su rival demócrata, Sara Gideon.
Collins, de 67 años de edad, solía ser una de las senadoras más populares pero ahora se enfrenta al desafío de representar al centroderecha en un estado en el cual Trump es muy impopular.
En el camino, esta veterana republicana ha perdido el apoyo de diversos grupos que solían respaldarla como la organización sobre derechos reproductivos Planned Parenthood o la ONG Human Rights Campaign.
- Georgia
Los dos puestos de Georgia en el Senado se encuentran en disputa pues este año se realiza la elección que correspondía y unos comicios especiales por la renuncia del congresista republicano Johnny Isakson.
En la primera votación aspira a la reelección el republicano David Perdue, de 70 años de edad, con Jon Ossoff, un periodista de 33 años de edad. Las encuestas proyectan una competencia cerrada.
En la elección especial compiten la republicana Kelly Loeffler, quien ocupa actualmente la curul tras ser designada tras la renuncia de Isakson, con el pastor afroestadounidense Raphael Warnock.
Loeffler enfrenta acusaciones de haber aprovechado información interna del gobierno sobre el coronavirus para obtener beneficios económicos.
El Partido Demócrata no obtiene un puesto en el Senado por Georgia desde 1992.
- Alabama
Alabama es uno de los lugares donde los demócratas pueden perder un asiento en la Cámara Alta.
El senador Doug Jones aparece en las encuestas unos 10 puntos por detrás de su rival republicano Tommy Tuberville, un antiguo entrenador de fútbol americano que cuenta con el apoyo de Trump.
Jones llegó al cargo en una elección especial en 2017 pero su victoria es vista como una anomalía en un estado muy conservador. Aquel triunfo fue facilitado por el hecho de que su rival republicano fue objeto de varias denuncias por abusos sexuales durante la campaña.
Pasado aquel episodio, el electorado en ese estado parece querer voltear nuevamente hacia el Partido Republicano.