Sharon labró su éxito desde la pobreza, sin olvidarse del pueblo que la acompañó hasta el final.
Su amor a la música surgió desde muy pequeña, pero su deseo de triunfar y ser una mujer de éxito fue la huella que dejó Sharon.
En un humilde hogar, ubicado en la calle Sibambe y Ambato, centro del cantón Durán, vivió Edith Rosario Bermeo Cisneros en la casa de sus abuelos, sitio donde su vecino Eduardo Merino observaba a la inquieta niña de contextura delgada anunciar su sueño de ser cantante.
Ella junto a su padre, Homero Bermeo, quien tocaba la guitarra, dejaban escuchar el pentagrama nacional.
En la casa donde creció Sharon, hoy se observa un crespón negro. En ese lugar ahora vive su tío Galo Cisneros, un artista plástico radicado en Venezuela, él dice que un día Rosario le dijo que sería famosa.
“Yo me iba con las maletas y ella se paro en la salida de la casa y me dijo: tío cuando regreses voy a ser famosa. Un día cuando estaba en Venezuela vi que estaban vendiendo unos discos, cuando me acerque me di cuenta de que era Sharon y era físicamente diferente”, comenta Cisneros.
Sharon fue catequista en la parroquia Marianita de Jesús en Durán y estudió en la escuela del mismo nombre. Su maestra Esther Mora nos de una deportista, con registros de estudios sobresalientes y ganadora del concurso de canto interescolar.
“Le gustaba mucho el basquet, ella era deportista y aquí esta la prueba de ello, con muchos trofeos que ganó ella con su equipo”, afirma Esther Mora.
Sharon estudió la secundaria en el 'Colegio Dolores Sucre' y se graduó de licenciada en Publicidad y Marketing en la Universidad de Guayaquil.
En los archivos de la Facultad de Comunicación Social, se encuentran los primeros pasos de la joven por la universidad, el decano, Klever Loor, habla de una mujer con aptitudes en la carrera escogida.
“Se incorporó con notas equivalentes a 'Muy Bueno' y sobresalían las notas principalmente relacionadas a publicidad y marketing”, afirma Loor.
La tecnocumbiera, hechizó un destino marcado por el pentagrama, su éxito lo labró desde la pobreza, sin olvidarse de su pueblo, ese que no la dejó sola hasta el final.